Joaquín Chamorro, vecino y profesor voluntario de lectoescritura: “En San Cristóbal soy feliz”.
Joaquín Chamorro es un vecino jubilado de San Cristóbal que dedica buena parte de su tiempo a actividades de voluntariado dando clases para mayores en asociaciones del Ayuntamiento y de la Comunidad de Madrid.
Joaquín Chamorro es un vecino jubilado de San Cristóbal, con dos hijas y un nieto “más rico que la leche”. Joaquín dedica buena parte de su tiempo a actividades de voluntariado dando clases para mayores en asociaciones del Ayuntamiento y de la Comunidad de Madrid.
1. ¿Cuál es su relación con el barrio de San Cristóbal?
Mi familia ha vivido siempre en Argüelles, pero mis padres, antes de fallecer, compraron un piso, que heredé yo, en este barrio. Cuando me jubilé empecé a hacer vida en San Cristóbal apuntándome a actividades de las distintas asociaciones y asistiendo a las salidas culturales a los museos. Me apuntaba a todo lo que hacían. Hasta que un día, una animadora social me dijo: “Joaquín, ¿tú serías capaz de enseñar a leer a gente mayor?” Yo lo pensé detenidamente y dije: “¿Pues, por qué no?”. De esto hace ya 10 años.
2. ¿Qué enseña a sus alumnos?
Alumnas, porque la gran mayoría son mujeres de 75 a más de 90 años con un interés máximo por seguir aprendiendo. Como a mí me encanta la cultura y soy un lector voraz les doy talleres de ortografía, pero también meto un poco de matemáticas y memoria.
3. ¿Es un buen profesor? ¿De los que aprueba fácil?
Son muy aplicadas. La mayoría de las veces cuando llego a clase ellas ya están sentadas con el cuaderno y el boli preparado. Es cierto que me preguntan si les voy a aprobar, pero mi mayor estímulo no son sus “resultados académicos” sino pasar un rato agradable con ellas y que estén contentas.
4. ¿Cuál fue su motivación para colaborar con el barrio?
Mi pasión en la vida hubiese sido que me hubieran dado una carrera porque quería ser profesor. Y esta es una manera de ser el profesor que no fui. Mi vida laboral ha estado siempre relacionada con el mundo del entretenimiento para mayores. Trabajé 40 años en una juguetería y me especialicé en el tren eléctrico y los soldaditos de plomo.
5. En todos estos años, ¿cuál ha sido su mayor aprendizaje?
El descubrir que soy capaz de enseñar a otros. Me siento sumamente orgulloso de lo felices que vienen todas estas personas a mis clases para mejorar su nivel de lectoescritura. Están tan contentos que yo mismo trato de superarme a la hora de preparar las clases.
6. Le parece que hablemos un poco de San Cristóbal. ¿Qué es lo que más le gusta del barrio?
Sin duda, la cantidad de actividades que tenemos que ya quisieran muchos otros barrios de Madrid. Podemos ir al teatro, de excursión, incluso de viaje. Y, por supuesto, la gente que vive en San Cristóbal. Estas calles no siempre han tenido la mejor fama, pero hay gente muy sana y buena. Y como yo soy muy parlanchín y sociable, pues siempre encuentro gente con la que entablar una conversación.
7. Pero seguro que podemos hacer una carta a los Reyes… y pedir que algunas cosas mejoren. ¿Cuáles?
Le pido al Ayuntamiento, a la Comunidad y a Casa de San Cristóbal que sigan trabajando tan unidas porque es un punto de reunión y encuentro vital para el barrio y porque a las actividades asiste gente con muchas ganas de aprender y hacer que el barrio mejore.
8. En San Cristóbal la palabra asociacionismo cobra sentido. ¿Por qué cree que está tan arraigada la colaboración vecinal?
Esta colaboración nace de una generación antigua de gente noble y buena y ese espíritu debemos recuperarlo porque la juventud no tiene la misma opinión de este barrio. No lo valoran tanto. Mis hijas, por ejemplo, no quieren vivir aquí. Pero yo en San Cristóbal soy feliz.