ʻMujeres que dejan huella’: el alma inquebrantable del barrio.
San Cristóbal homenajea por séptimo año consecutivo a once mujeres “implicadas en todo el tejido comunitario”.
San Cristóbal homenajea por séptimo año consecutivo a once mujeres “implicadas en todo el tejido comunitario”.
Casa San Cristóbal ha cedido de nuevo su “hogar” para reconocer la valía del barrio. Las fotografías, los carteles de años anteriores y once sillas reservadas especialmente para las protagonistas han servido de escenario para un acto cargado de emoción y cariño. Un año más, el séptimo desde que se tomó la iniciativa, ha tenido lugar el acto conmemorativo de ‘Mujeres que dejan huella’.
El pasado 7 de marzo acudieron a Casa San Cristóbal cerca de 100 personas para homenajear a once mujeres del barrio. “Nos pensamos que nuestros referentes tienen que ser los famosos, pero son las personas del día a día”, indicó la coordinadora del Programa de Intervención Comunitaria de Servicios Sociales, Mabel Santos. Ellas son “el valor de barrio: pelean todos los días y nos enseñan constantemente”, añadió.
Esta iniciativa, promovida por la Mesa de Salud y Género de San Cristóbal, tiene el objetivo de erradicar la violencia contra la mujer, poniendo el foco en la “gente del barrio, y a mucha honra”. Para “San Cris”, este evento es una forma de cuidar a “su gente” y “decidir arreglar tu propio barrio, que es como arreglar tu propia casa”, señaló Santos. Durante el acto, las once homenajeadas fueron presentadas por las anteriores. El evento acabó con la voz y guitarra de Candela, del proyecto QuedaT.com, la batukada de San Cristóbal y el acto de cierre tradicional: la puesta de “huellas” de las homenajeadas en el mural exterior de Casa San Cristóbal.
UNA HISTORIA DE ENTREGA
La forma de vivir con los demás y de luchar por la mejora del barrio señala el valor de cada una de ellas: Rita, Beneranda, Marina, Feli, Hasna, Mesaura, Milagros, Jamila, Tania, Begoña y Claudia. Todas y cada una de estas mujeres tienen una historia detrás. Una historia que las ensalza dentro del barrio. Una historia plagada de dedicación, de entrega y de cariño por San Cristóbal.
Estas mujeres no han tenido ningún reparo a la hora de prestar toda su ayuda por un barrio que, en ocasiones, ni siquiera era el suyo. Esa forma desinteresada de querer hacer de San Cristóbal un lugar mejor es el mayor de los regalos con el que pueden obsequiar al barrio.
Todas esas huellas se van mezclando y mejorando. Ese barrio del que un día no habían oído ni hablar es ahora su barrio. El lugar que defienden, el que no cambiarían por nada en el mundo. Porque San Cristóbal es eso: unidad. El conjunto de todas esas mujeres que durante los últimos siete años han dejado una huella imborrable y que han creado esa estrella que, en lo más oscuro, señala el camino para que se siga pisando fuerte.