Transformando el barrio: el proyecto ‘Life Pact’ llega a San Cristóbal.
Los vecinos han luchado durante años por mejorar los espacios. Ahora buscan hacerlo más sostenible a través del proyecto de la Unión Europea.
Los vecinos han luchado durante años por mejorar los espacios. Ahora buscan hacerlo más sostenible a través del proyecto de la Unión Europea.
El colegio Navas de Tolosa cuenta con más de 50 años de experiencia, más de 30 nacionalidades diferentes y más de 12.000 metros cuadrados de extensión. Este espacio acoge también a la escuela infantil La Luna y los centros de día de Servicios Sociales, Cruz Roja y Afandice.
Carmen Rubio es la directora del centro. Lo primero que llama la atención es la verja que separa el patio principal del resto del recinto. Las pistas están nuevas. No hay balones por el suelo ni estudiantes ocupando los bancos.
Este vacío responde a un nuevo proyecto que ha supuesto una gran reforma en el patio. “Vinieron desde la Junta Municipal y el Ayuntamiento de Madrid para proponernos arreglar la parte exterior del centro, con la intención de que esto se abriera al barrio”, explica.
UN PROYECTO CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO
Se trata del proyecto ‘Life Pact’, cofinanciado por la Unión Europea y destinado a proyectos medioambientales y de acción climática. Su objetivo es proporcionar un entorno más naturalizado e involucrar a los vecinos en la creación de espacios verdes. Después de haberse extendido por otras ciudades europeas como Bruselas y Cracovia, la iniciativa llega a Villaverde para hacer frente a los desafíos del cambio climático. En los proyectos anteriores, ‘Life Pact’ se ha enfocado en la transformación de las calles para proporcionar suelos más permeables que resistan las fuertes lluvias y que reduzcan el calor. Villaverde comparte estas características, por su vulnerabilidad a sufrir sequías, olas de calor e inundaciones que agotan los recursos naturales, tal y como recogía un estudio de 2015 del Área de Gobierno de Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid.
“Queremos acercar el patio al parque de la Dehesa Boyal, que se encuentra justo al lado”, comenta Marisol Mena, la responsable del Ayuntamiento de Madrid encargada de poner en marcha este proyecto. “Hemos empleado materiales más naturales para que el patio sea una zona fresca en temporadas de calor”, añade. Hay muchos árboles recién plantados con dos años de crecimiento, pero que todavía no dan suficiente sombra. Para refugiarse del sol, la opción que queda son las pérgolas, aunque según Elena Núñez, presidenta de la AMPA, “no son suficientes y, hasta que los árboles no crezcan, los niños están pasando calor”. Una sugerencia que hizo el colegio para combatir el calor fueron los juegos de agua. La directora comenta que “en un lugar donde hace mucho calor, el agua es importantísima”. Núñez mostraba su conformidad con la iniciativa. “En verano hay muchas lipotimias y los chorros de agua son una buena opción”, afirma. La intención del colegio es programar el uso de los juegos de agua una o dos veces a la semana, especialmente en los días de más calor, con la idea de que los niños se puedan refrescar antes de irse a casa. Bajo el sol se encuentran también las nuevas gradas, construidas con bancos de gaviones, que “al ser de piedra y madera no absorben tanto el calor y aportan un aspecto más natural”, aclara Mena. El patio queda más integrado en el entorno del parque gracias a los suelos permeables, caminos de tierra y pequeños jardines.
Hay otra valla, de color gris, con barrotes finos y un aspecto de alto diseño, pues está inspirada en la valla del Museo del Traje. Desde el Ayuntamiento, la destacan como uno de los grandes cambios, aunque en el colegio no todos están satisfechos con la instalación. La directora opina que “la valla es bonita y cumple con el objetivo de abrir el espacio, pero podría plantear algunos riesgos para los niños”. “Es demasiado transparente y, como madre, te preocupan las personas que se acerquen a ella y las interacciones de los niños”, dice.
La antigua valla, de los años 80, tenía un muro de hormigón que recordaba a los patios de las cárceles. Hoy la situación ha cambiado. “Las vallas son muy bajas y demasiado accesibles. La mirada adulta hacia los niños del colegio supone un gran riesgo”, afirma la presidenta de la AMPA con preocupación. La situación refleja el difícil equilibrio entre la seguridad de los menores y la apertura del espacio. Tanto al centro como a la AMPA les gustaría ver el patio lleno, con las pistas en uso y los alumnos sin miedo ni preocupaciones. Los perímetros verdes podrían ser la alternativa. Nuria Iglesias, experta en el desarrollo de proyectos medioambientales en colegios, destaca la importancia de estos perímetros verdes para “indicar al alumnado que ese espacio verde hay que cuidarlo y respetarlo”. Además, sostiene, “es clave para romper con la imagen de cemento y barrotes de los patios de juego”. Pero toda reforma implica obras. Rubio indica que han tenido algunas dificultades con los espacios del colegio, que han afectado a los equipos de baloncesto y a los mayores, especialmente en los recreos. Por su parte, Gustavo López, jefe de Estudios y profesor de Educación Física, señala que hay bastante espacio anexo y cercano al colegio que han utilizado para impartir las clases.
UNA ASOCIACIÓN QUE LUCHA POR SU BARRIO
A solo diez minutos de paseo desde el colegio se encuentra la Asociación de Vecinos La Unidad. En un modesto apartamento, frente al campo de fútbol San Cristóbal, se reúnen todos los martes y jueves para trabajar juntos en la mejora de varios espacios. Reformar el barrio es una tarea larga y complicada, que requiere una lucha constante. ‘Life Pact’ ha supuesto una mejora para los vecinos y, aunque no se hayan cumplido todas las expectativas, es un buen punto de partida. “Queremos vivir en un barrio como el que nos merecemos. Un barrio digno y bonito, embellecerlo un poco más”, reivindica Javier Sáez, representante de la Asociación de Vecinos. Gracias al empeño de la asociación se han arreglado el campo de fútbol y el frontón y se han abierto parques de calistenia, el skatepark, el gimnasio, el ambulatorio y el centro cultural. Su principal objetivo consiste en construir una residencia de mayores en un parcela que Adif podría donar al barrio. “Seguramente, todos acabemos en una residencia porque estaremos mejor cuidados; queremos envejecer en nuestro barrio”, afirman los vecinos. Por otra parte, luchan para que se construya un nuevo aparcamiento al lado del Puente de Colores, pues es una zona muy deteriorada y esta obra podría “dignificar un poco el espacio”.
Para mejorar el medioambiente, impulsaron hace unos años el proyecto ‘Adopta un jardín’, con el que llenaron de plantas el centro sociocultural. Todo el mundo pensaba que iba a durar poco tiempo, pero Javier Sáez decía: “Si va a durar dos minutos, pues dos minutos que disfrutamos de eso”. “Contar con espacios verdes tiene beneficios para la salud mental, mejora el estado de ánimo y las relaciones sociales”, aclara Iglesias. “Deberían ser un recurso obligatorio, ya que favorece la salud ambiental y sostenible de las zonas urbanas”, apunta.
PRÓXIMA APERTURA AL BARRIO
El proyecto ‘Life Pact’ y la remodelación del colegio Navas de Tolosa afecta a todo el barrio pues en las próximas fases el patio del colegio se abrirá al público. “Las fases dos y tres no empezarían hasta 2025”, expone la directora del centro. La segunda fase se centraría en “demoler una parte central para crear una plaza que conecte la zona de Afandice con la Escuela Infantil La Luna y Servicios Sociales”, remarca. La idea es que la plaza pueda ser utilizada por las personas del barrio más allá del horario escolar, “manteniéndose abierta hasta las 20 horas en invierno y hasta las 21 horas en verano”, añade Mena, del Ayuntamiento de Madrid. Sin embargo, tanto a la directora como a la AMPA, les preocupa este tema.
Rubio muestra su inquietud por la limpieza de las pistas y la vigilancia. Por su parte, Núñez añade que “se trata de un proyecto muy bueno, pero también muy ambicioso; para muchos niños el colegio es un lugar seguro y hay que respetar eso”. “Estamos en una situación privilegiada y con muchas zonas verdes e instalaciones; no hace falta espacio para las actividades al aire libre de los vecinos” aporta la directora. Por ello, “si vemos que esto no funciona como esperamos, podríamos considerar cerrar el espacio y abrirlo de manera controlada”, dice. Para solventar la preocupación del colegio, el concejal aseguró que “iba a haber una contrata que se va a ocupar del servicio de vigilancia y mantenimiento”, informan desde la Asociación de Vecinos.
También sería interesante organizar charlas y talleres en el momento de la apertura para que los vecinos comprueben que la conservación del espacio influye de manera positiva en la vida de todos. El proyecto ya ha tenido beneficios. Según la directora, “el colegio ha fortalecido su relación con las distintas asociaciones y entidades del barrio y, sobre todo, hemos visto una enorme participación de los niños en el desarrollo del proyecto”. “Ellos están encantados en colaborar. La idea de que su patio se arregle y se ponga bonito es maravilloso. Es su espacio y están deseando entrar ya para disfrutarlo”, relata. Iglesias señala que estos proyectos “ayudan al desarrollo personal, el respeto por los demás y por la naturaleza, al conocimiento de nuestro entorno, y a hacer más humano el espacio escolar donde los alumnos pasan muchas horas”. Ahora, tan solo queda esperar para ver cómo se aplicarán todas estas medidas en el colegio. Pero las bases ya están en marcha. Docentes y AMPA esperan. La Asociación de Vecinos ve con buenos ojos el proyecto y lucha unida por mejorar los espacios urbanos de su barrio.
“Somos como una gran familia”, dice Javier Sáez. Ese es el espíritu que se respira al visitar San Cristóbal. Un barrio que destaca por sus vecinos y por la convivencia entre ellos. Pronto será un barrio más verde, donde respirar mejor, con más espacios para el encuentro y para conectar con la naturaleza. Las reformas de ‘Life Pact’ en el colegio Navas de Tolosa son solo el principio.